30 abr 2012

Biblioteca en la Barceloneta

Foto de Sebastian Miquel


De repente se sentó delante de mí,
                no tardó en llegar la amiga,
ambas escribían en sus ordenadores, cosas interesantísimas,
proyectos, reseñas, investigaciones, nuevas jurisdicciones.
tipeaban en el ordenador con sus uñas rojas, mordiendo sus labios mojados y brillantes
mientras hablaban de banalidades con acento de Georgia,
                en el patio se veía a un tipo barriendo cuanta hoja encontraba
empleados de la universidad pasaban por nuestro lado riendo.
la amiga ya se había marchado, y sólo quedaba la del vestido ceñido
tipeando, incesante, -todos lo hacíamos-.
las hojas caían, y los funcionarios reían,
más tarde volví a mi casa y le expliqué a mi novia lo que vi en la biblioteca,
¿querías poseerla?, me preguntó
le respondí: no,
sólo mejorarla
                en un poema salvavidas,
                                                               para pasar la tarde,
entre reseña y reseña.
                                                                              

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